Alias “Gabriela”: ¿modelo webcam o engranaje de una red criminal? La historia que sacudió a Colombia
- Model Center
- 10 jun
- 4 Min. de lectura
En junio de 2025, Colombia quedó en shock con la captura de una joven de 19 años conocida como alias “Gabriela”, acusada de haber participado en el intento de asesinato de un político de alto perfil. Su testimonio estremeció a fiscales, medios y ciudadanos no solo por la frialdad con la que narró los hechos, sino por un detalle que desvió la atención pública: su ocupación como modelo webcam.
Y entonces el debate estalló: ¿una joven modelo al servicio del crimen?, ¿una víctima más del poder delincuencial?, ¿o el rostro de un nuevo tipo de reclutamiento criminal disfrazado de glamour digital?

👤 ¿Quién es alias Gabriela?
Su nombre real: Katerine Andrea Martínez. Una mujer joven, de origen humilde, residente de un barrio popular, sin antecedentes visibles de violencia... al menos hasta ahora. Trabajaba desde su casa como modelo webcam, ganando dinero a través de transmisiones en línea. Hasta allí, su historia no difería de la de miles de mujeres en Colombia y América Latina que encontraron en este tipo de plataformas una salida económica rápida, legal y rentable.
Pero su historia dio un giro radical cuando se conoció su participación directa en uno de los atentados políticos más graves del año. Según las investigaciones, fue la encargada de transportar y entregar el arma con la que un menor de edad disparó al senador Miguel Uribe Turbay durante un mitin político en Bogotá.
🔫 El atentado: dentro de una operación escalofriante
Lo verdaderamente perturbador del caso no es solo su participación, sino cómo narró, con detalles escalofriantes, la planificación del crimen:
Ofrecimientos millonarios por la muerte del senador.
Reclutamiento de un menor de edad con la intención de que no sobreviviera.
Manipulación emocional para que creyera que sería rescatado tras disparar.
Entrega de un arma costosa, una Glock con proveedor lleno, que ella misma transportó escondida en su pantalón.
Y lo más indignante: tras todo el operativo, el plan incluía asesinar tanto al conductor como al joven sicario, para “cortar la cola”. La idea era eliminar cualquier testigo. Katerine lo supo todo. Estuvo ahí. Lo aceptó todo. Y lo contó todo.
🎥 El giro mediático: ¿modelo webcam = delincuente?
Pero entonces vino el otro atentado… el social y mediático. Titulares como “Modelo webcam involucrada en atentado” inundaron los portales. No importaba que su rol fuera criminal. Lo que vendía era su ocupación. Como si su trabajo fuera el origen del crimen. Como si las plataformas webcam fueran escuelas de sicarios. Como si ser modelo fuera sinónimo de crimen.
¿Por qué siempre que una mujer comete un error, lo primero que se expone es su sexualidad? ¿Por qué a los demás involucrados no se les tituló como “conductor” o “comerciante” al momento de exponer sus crímenes?
La respuesta es simple: el prejuicio vende. Y el modelaje webcam, aún legal y masivo, sigue siendo estigmatizado por gran parte de la sociedad, los medios y hasta algunas autoridades.
🧠 Lo que muchos ignoran del modelaje webcam
En Colombia, se estima que más de 150.000 personas trabajan como modelos webcam, muchas de ellas mujeres jóvenes, madres solteras, estudiantes o cabezas de familia. Lejos del mito, esta industria ha generado ingresos multimillonarios en el país, impulsando sectores como tecnología, marketing, producción audiovisual y servicios financieros.
Sin embargo, lo que pocos conocen es que estas trabajadoras enfrentan vulnerabilidades reales:
Falta de contratos laborales formales.
Hostigamientos sexuales y presión para realizar shows extremos.
Estudios que las explotan sin cumplir normas de bioseguridad ni salud mental.
Persecución moral, religiosa y legal incluso en entornos familiares.
Y ahora, con casos como el de Gabriela, se añade un nuevo riesgo: ser asociadas automáticamente con el crimen organizado por el simple hecho de trabajar en entretenimiento para adultos.
🕵️♀️ ¿Y si Gabriela también fue víctima?
Aquí es donde entra el punto de quiebre. Más allá de su responsabilidad penal, hay una pregunta incómoda que pocos se atreven a hacer:
¿Y si Gabriela fue reclutada aprovechando su contexto económico, su edad, su falta de protección laboral y su aislamiento social?
Las bandas criminales no solo reclutan en barrios marginales o cárceles. También lo hacen en ambientes donde las mujeres están expuestas, visibilizadas y sin red de apoyo. El modelaje webcam, como cualquier trabajo precario en un país desigual, puede ser el escenario perfecto para que una red delictiva detecte, seduzca y capture mentes vulnerables.
Eso no la exime. Pero sí exige que entendamos el contexto.
📣 Reflexión final: el verdadero enemigo no es el modelaje
Lo verdaderamente peligroso aquí no es el modelaje webcam.
Lo peligroso es:
Que una joven esté dispuesta a participar en un crimen por 600 mil pesos.
Que un menor sea usado como carne de cañón.
Que el país esté tan fracturado que jóvenes como Katerine terminen creyendo que un arma en la cintura vale más que un futuro.
Culpabilizar al modelaje es el camino fácil. Mirar de frente la pobreza, la falta de oportunidades, el abandono institucional y la falta de educación es lo difícil. Pero es lo que se necesita si queremos evitar que haya más Gabrielas.
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